viernes, 25 de septiembre de 2015

Mamá, me independizo.





       Desde que nacen, y día a día, aunque no quieras, te vas preparando para el día en que se hagan mayores y se independicen, de hecho, les enseñamos desde chiquitines, a que sepan desenvolverse solos. Pero de repente llega un día, en que tienen la mayoría de edad, o no, y al margen de que estén estudiando fuera, se plantan delante de tí y te dicen: Mamá, ¡me independizo!

       Tú, además de quedarte ojiplástica, le contestas: ¿qué te que?, a lo que sigue: ¡a ver, si te independizas, es con todas las consecuencias!, a lo que ellos asienten con la cabeza, con una seguridad aplastante, y tu piensas por dentro: si, por los….., pero bueno, los dejas que vivan su aventura, pero lo que no sabes, o si lo sabes, prefieres no hacerlo, también empieza otra para ti.

       Al principio, los aborrescentes, por que no olvidemos que siguen siendo eso, vienen a comer a casa, una vez a la semana, eso sí, cuando se van, ya han cogido algo del frigo. Pasan las semanas, y la comida en casa de los progenitores, pasa de ser una vez por semana, a prácticamente todos los días, por que claro, ¡como en casa de los padres no se come en ningún sitio!, y además, se llevan varias cosas de la nevera (el número de sustracciones va en aumento). Y al poco tiempo, no es que vengan casi todos los días a comer, es que los tienes a comer y cenar, ¡todos los días!, que tú ya empiezas a pensar: creo que la independencia de este me la conozco….lo que yo gano para mí, y de lo que gana el estado (es decir, sus queridísimos padres), también me llevo parte.

     La cosa va degenerando, y un día te trae una maleta llena ¿de que?, ¡justamente!, de ropa sucia, por que claro, tiene manchas muy difíciles, y como tú, no se las quita nadie (más morro y serían Peggy). Total, que al final te das cuenta, de que para lo único que tiene su casa, es para fiestas y otros placeres varios….ya me entendéis, así que un día lo llamas, lo sientas delante de tí, y le dices: 
       “Querido mío. Yo se que tu tienes ganas de tener tu casa y tu intimidad, pero resulta que yo también. Yo se que tu quieres tener lo que ganas para ti, pero es que….yo también. Comprendo perfectamente, que como en MI casa, no vas a comer en otro sitio, pero el día de mañana tendrás hijos, y querrás que ellos piensen los mismo, ¿verdad?, pues por eso lo mejor es que comas en tu casa y aprendas a cocinar para no defraudarlos (todo esto con un tono de ironía llevado al límite). Tu lavadora y la mía, han sido compradas en el mismo sitio, con lo cual, lavan de la misma forma, y a ver…¡anda, si tienes manos! pues las manchas saltan usando agua, jabón, y esas manos tan hermosas que tienes. Por lo demás, siempre serás bien recibido en esta casa, pero al igual que cuando yo voy, todo al timbre y no te vacío la nevera, te ruego encarecidamente, que tu hagas lo mismo. Que si tu no quieres que te pille desprevenido retozando….yo tampoco quiero que lo hagas. ¡Ah! y cuando tú me pagues a mi, mis vacaciones, yo te pagaré a ti las tuyas. Así que mejor, pagamos cada uno lo nuestro. Pero, ven a visitarnos “cuando quieras”.”

       Muchas veces, dichos aborrescente, vuelven a casa de sus padres, y deciden independizarse con una edad más adulta….pero ojo, que muchos de ellos, siempre intentarán hacer lo anteriormente citado, tengan la edad que tengan.

      Yo ya he decidido, que cuando mi aborrescente se independice, cambio la cerradura y el número de móvil, por si acaso…no es ser mala madre, sólo prevenida, y si no se independiza él, ¡lo haré yo!

       ¡Qué descanséis, sufridos padres!


      

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La moda, esa palabra tan amplia.




        No saben salir de casa, si no van conjuntados totalmente, aunque a veces la verdad, lo de ir conjuntado, será bajo su punto de vista, por que para el tuyo, cualquier acercamiento a ir “bien vestido”, es pura coincidencia.

     Ellos (no todos, obviamente) con esos pantalones que te dan ganas de tirar hacia arriba de ellos, para ponerlos donde le corresponde, en la cintura. Ellas (de nuevo, no todas) con unos cinturones anchos que llaman faldas, que te dan ganas de tirar hacia abajo a ver si tapas un poco el culo, y que además cuestan, como si hubiesen gastado dos rollos de tela para hacerlos, cosas incomprensibles, en fin... camisetas, shorts, gorras, pañuelos, zapatos, cinturones....¡Vamos a ver! ¡¡¡que yo era feliz cuando me llegaba la camiseta que había pedido al Cola Cao, que eran una pasada!!! y ahora parece que si no es de marca lo que llevan, oye, ¡que no les vale!.

       Que tiempos aquellos de nuestra aborrescencia, cuando te conformabas con lo que te compraba tu madre, y si tu querías algo más “moderno”, con la paga que te daban, que quizá y con suerte, eran 100 pesetas semanales, aún te daba para ahorrar y comprarte ese capricho. 

      ¡Ya se que voy a hacer!, como ahora se está poniendo de moda lo retro, la próxima vez que me diga, que quiere una camiseta, le voy a sacar la del Cola Cao, que aún anda por ahí. No tengo ni idea de que material está hecha, porque es indestructible, y es que hoy en día, ya no se hacen camisetas como las de antes...bueno, hoy en día, nada es como antes. 

       Mi aborrescente se está preparando para ir a ver a un amigo, voy a intentar subirle los pantalones a la altura de las axilas antes de que se vaya, a lo Julián Muñoz, que no queda bien, pero al menos me río un rato.

       ¡Buenas noches, sufridos padres!


     

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¡Enredadas redes sociales!




       ¿Qué podemos decir de las redes sociales? ufffff, aquí tenemos para escribir un libro si queremos, pero sin pasarnos, que a veces somos nosotros peor que los aborrescentes...y aquí, es una de las ocasiones, en que se demuestra, que algunos y algunas, pasados los taytantos, aún no han salido de ella.

Selfies poniendo morritos...que de verdad, hay niñas (y no tan niñas, que eso es peor), que como no me pongan esa cara por la calle, pues ¡que no las reconozco!, ¡que les pasa peor que a Mr. Bean, en la foto del pasaporte!, (no se si os acordáis de esa escena, por eso os refresco la memoria poniéndola de cabecera en este post), si es que como luego ponen la boca en posición normal, pues me descolocan. Pero es que los “adultos aborrescentes” igualmente....bueno, a nosotros nos viene bien, por que al menos quitamos arrugas al estirar el morrito...o morrazo, depende del ser que lo estire. Yo lo he intentado varias veces, y lo único que consigo, ¡es salir con cara de pez!

¿Y los chicos enseñando tableta? esa es otra, enfrente del espejo del baño, tenga lamparones o no (cuidad un poquito la estética ya que os ponéis), gorra con visera hacia atrás, pantalones a medio culo, y apretando barriguilla para que se vean las abdominales.     ¿Y si sus padres hacen los mismo?, yo creo que se mueren de la vergüenza. Su padre ahí con su barriguilla cervecera, la gorra de propaganda del supermercado puesta, unos calzoncillos de dibujos animados, y ese pantalón a medio....¡el que tenga culo!. Por favor, si algún padre o madre, se atreve a hacer algo así, que me mande una foto del aborrescente, cuando vea el resultado en face, twitter, instagram...bueno, en cualquier red social, ¡por que eso no tiene precio!

Es cierto, que las redes sociales, tienen muchas ventajas, sino, no estaríais ahora leyendo este blog, pero sinceramente, creo que son muchas más las desventajas. Aunque eso mejor otro día, que aquí estamos para evadirnos y pasar un buen rato, viendo nuestra realidad, con un toque de humor.

Como seguro que esta noche, los aborrescentes miran su móvil antes de dormir, ¿que os parece si les damos las buenas noches enviándoles una foto nuestra con morritos? yo lo voy a hacer, y mañana os cuento la reacción de mi aborrescente, aunque ya me lo veo venir: Mamá, ¿¿¿esto que eeeehhhhhh??? a lo que yo contestaré: es la foto que he enviado a tus amigos, para invitarlos a tu fiesta, así, de colega a colega, (esa cara que va a poner, esa, no está pagado con nada).

¡Buenas noches, sufridos padres!


lunes, 7 de septiembre de 2015

¿Pá qué?





     Desde pequeños, les enseñas unas normas básicas de convivencia, ayudar en tareas domésticas, ser respetuoso, etc... Pues al llegar la aborrescencia, sobre todo lo de las tareas domésticas, se les olvida. 

     La cama, ya no la hacen, "¿pá qué?" Si se va a deshacer enseguida. La habitación, ya no la recogen, "¿pá qué?", ¡si ellos saben donde están las cosas!, y si no, a presión dentro del armario, que debe ser una nueva forma de almacenar que ya había olvidado. Así que cuando van a pedirte dinero para comprar cualquier cosa, que eso lo saben hacer cada día mejor, le dices: "¿pá qué?", ¡si te lo vas a gastar enseguida!, no merece la pena que te lo de hijo. La cara que ponen es buenísima, probadlo, hacedles una foto y la subís a Facebook, así les ven otra cara que no sea la de morritos del selfie....que de eso hablamos otro día. 

     Pero lo mejor, es el cesto de la ropa sucia. ¡Han perdido toda la puntería! ¡No aciertan ni una! A mi eso, me tiene preocupada, le voy a llevar al médico, pero antes de ir, le voy a dar un sartenazo, y así que le mire las dos cosas al mismo tiempo..."¿pá qué voy a ir para una sola?".

   

     


¡Feliz Lunes!




        ¡De nuevo estamos en lunes! Ese maravilloso día que todos adoramos. ¿Qué culpa tiene él de haber nacido Lunes?, pero es lo que hay, y le tenemos manía al pobre, desde que somos unos niños.

       Y éste, es especialmente significativo, ya que el próximo,  estarán en colegios e institutos (aunque en algunas comunidades, ya han comenzado hoy)....¡empiezan las vacaciones para los padres! Al menos durante unas horas, los aborrescentes, pasan a ser la pesadilla del profesorado, que ya ha estado fortaleciéndose psicológicamente durante el verano, por que si para nosotros, es complicado entendernos con el nuestro, imagínate los profesores, intentar lidiar con veinticinco aborrescentes que vienen con las pilas cargadas, y que encima cada uno es de su padre y de su madre. Que ya me veo a los pobres profesores diciendo: ¡que tres trimestres más largos!

       Ya llega la monotonía del invierno. Las idas y venidas al centro educativo, clases extraescolares, música, baile....ahora empieza también el estrés para ellos, por que nosotros sólo nos preocupábamos de salir del cole, e ir a jugar con los amigos. Ahora, ya los llevamos estresados casi desde que nacen, aunque eso es otra historia, a la que ya le sacaremos punta.

        ¡Feliz Lunes! aunque sea una contradicción.



sábado, 5 de septiembre de 2015

¡TAXI!




        Ya es de noche. Los aborrescentes quieren salir, y como no, han hecho el “sorteo” y te ha tocado hacer de taxista esta vez (y las cuarenta anteriores, y las que te quedan). ¡Que suerte la nuestra, llevar a cuatro aborrescentes en el coche, poseídos por la fiebre del sábado noche! 

Y para ir ambientando, ya te ponen la música adecuada durante el trayecto, que no sabes, si tirar el CD por la ventana, frenar y que se bajen ellos, o ambas cosas.

En fin, voy a respirar hondo, no ponerme nerviosa, tomarme una taza de gasolina y echar café al coche, que empieza mi turno, y no quiero perder el sur.

¡Feliz Navidad!

Cinco minutos más...






Y llega la hora de levantarse, de empezar un nuevo día. Suena el despertador, ese aparato infernal que muchas veces miras con cara de pocos amigos, pero como eres un adulto responsable, te levantas, aún sin ganas, y empiezas con el ritual de todos los días. Pero hay una parte de ese ritual, que no es muy divertida que digamos: intentar levantar al aborrescente. Y digo intentar, por que desde que empiezas a llamarlo con voz suave, hasta el grito de: ¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ O TE TIRO DE LA CAMA! pasan unos veinte minutos.Y después viene su contestación: cinco minutos más porfa... A ver, seguro que hay gente que cuando lea esto dirá: ¡pues al mío lo llamo y se levanta enseguida! Pues hay que ver que suerte tienes, si hay alguna fórmula, pasádmela, por que yo lo he intentado todo y no hay manera humana, divina o maléfica, de hacer que se levante....¿o si?

Pues sí, sí la hay, y se llama excursión o quedar con los amigos. Tu puedes dejarte la garganta todos los días diciéndole cosas para que se levante, volcar el colchón para que al menos del susto se despierte, o enchufarle una manguera con agua fría en la cara, que si no hay voluntad, no la hay. Ahora bien, como sea algo que a ellos les interese, cuando suena el despertador, sientes una presencia no habitual, muy cerca de ti, que por un momento te encoje el alma, y lo que no es el alma, por que te sientes observado y tu mente (por que aún estás medio dormida), te hace pensar en cosas de otro mundo, pero nada más lejos de la realidad. Mira tu por donde, que nuestro querido aborrescente, nos está mirando muy fijamente, cual buho acechando su presa, ¡y no sólo eso!, se ha levantado sin que nadie le diga nada, ha dejado el cuarto ordenado, la cama hecha y hasta ha desayunado si te descuidas, y aún va y te dice: ¿te piensas levantar o qué? ¡qué se me va a hacer tarde!

En ese momento, has dejado en mantilla a la niña del exorcista, por que entre la cara que llevas de que acabas de despertarte, y que estás hablando, más bien gruñendo, en un idioma que ni tú misma entiendes, y tienes los ojos inyectados en sangre, el susto se lo ha llevado dicho aborrescente, que antes de que tu levantes la cabeza de la almohada, ya está en su habitación con la puerta cerrada, un rosario en la mano, una rastra de ajos colgada al cuello y rezando todo lo que sabe, por si las moscas. 


Esto de la aborrescencia, es una aventura diaria, un conocimiento continuo, un despertar a nuevas experiencias...y sin necesidad de alarma. Pero sinceramente, ¿a quién le disgustan cinco minutos más?

viernes, 4 de septiembre de 2015

El "finde"




         Ya está aquí el fin de semana, o el “finde” como ahora dicen. Mucho cuidado con los aborrescentes en estos dos días que tenemos por delante, son especialistas en ponernos ojitos tiernos, para sacar de nosotros lo que quieren, para doblegar nuestra voluntad, para hacer lo que le sale de las narices, vamos...¡No os dejéis! ¡No sucumbáis a esa mirada de no haber roto un plato en su vida, que se cargan la vajilla entera en cuanto te descuides!

Pongamos a prueba nuestra paciencia una vez más, por que a veces los “findes”, se nos hacen demasiado largos.

Padres del mundo, protejámonos unos a otros, que los aborrescentes vienes a desquiciarnos...¡sálvese quién pueda!





Mamá, dame...




        Un día, sin saber por qué, como todo lo que sucede en esta edad, dejas de ser simplemente mamá o papá, para ser: mamá/papá, dame... Al principio, el apellido no te suena, por que tu jurarías, que tu primer apellido es otro, más que nada, por que tu padre no lo tiene, aunque vagamente recuerdas que es posible que tu abuelo si, ya que tu también lo utilizaste durante un tiempo, pero como hace tanto, no estás segura.

Luego, claro está, viene el segundo apellido: mamá dame dinero, mamá dame más, aunque también existen variaciones del tipo: mamá cómprame eso, y mamá tu que sabrás, este último, no se si te dará más titulación o menos, pero lo que si te da, seguro, es un coraje increíble, por que además, cuando ya se los has dado, te miran con cara de banquero esperando rescate y te dice: ¿sólo esto? ¿nada más?.

Por que ellos entran en la etapa del mamá dame, entre otras muchas aborrescencias, y tu entras en la de la paciencia infinita, aunque no siempre se consigue, ya que cuando has oído unas cien mil veces, la dichosa frase, te dan ganas de contestarle: si te voy a dar, si, ¡pero la del pulpo! bueno, no lo piensas, se lo dices, eso, y otras muchas más cosas que son universales: te has creído que soy el Banco de España, el dinero no crece en los árboles, a ver si te piensas que tengo una fotocopiadora de billetes...(esto no suena mal, pero es delito, que le vamos a hacer).

Uno de los mayores errores que hemos cometido la gente de mi generación (ahora toca ponerse un pelín seria, aunque no mucho), es pensar, que si le damos todo a nuestros hijos, ellos serán más felices, y no nos damos cuenta, de que lo único que hacemos, es ponerles las cosas tan fáciles, que no saben apreciar, el sacrificio que nos cuesta, y ahí si he de reconocer, que nuestros padres nos ganaban en sabiduría, que un NO, es eso, NO, y sus razones tenían.


Tengo la esperanza, de que nuestros hijos, empiecen a entender que cerrarles el grifo, no es quererlos menos, sino todo lo contrario, hacerles saber, que todo sacrificio tiene su recompensa. Aunque lo sabrán cuando ellos tengan hijos en plena aborrescencia, y cuando digan: ¿te piensas que soy el Banco de España?, en ese momento, lo primero que venga a sus mentes, sea: ¡que razón tenía mi madre! y nosotras que estaremos detrás, le daremos una colleja (con cariño) y le diremos otra de nuestras típicas frases: ¡TE LO DIJE!

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Soy el poderoso "sabelotodo"











        No se en que momento, pasan de preguntártelo todo, a ser una enciclopedia andante. Debe de ser que de repente todo el conocimiento del universo los envuelve, y son poseedores de todo el saber y los únicos que tienen la verdad absoluta en su poder. Quizá es que los aborrescentes, tienen un sistema de comunicación como en Avatar, enchufan la cola en algún sitio que no conocemos y se entienden entre ellos...vale, lo de enchufar la cola ha sonado fatal, buscaremos otro símil...¡ya está!, les pasa como en Matrix, se enchufan un cable en la cabeza, y de repente toda la información pasa a su cerebro...¿será por eso que algunos tienen la cabeza tan grande? ¿y ese exceso de información, es demasiado para otros y por eso se quedan alelados? bueno, en cualquier caso, debe ocurrir algo que escapa de nuestro conocimiento.

Saben de todos los temas, da igual de lo que hables: cine, medicina, metafísica....son los más listos, los más molones, y los muás insufribles, por que a mi esas cosas, una vez más, me ponen de los nervios. Estar hablando, y que de repente, ese ser que vive en tu casa, y que es una mezcla entre Einstein, Hawking, Gates, y yo que se cuantas mentes brillantes más, empiece a decir: eso no es asi, por que..... Que tu piensas: apretarle el cuello un poco es delito, y no arreglas el problema. Decirle que se calle, puede causarle un trauma y encima me cuesta el psicólogo (es que es mucha la tontería que hay ahora con estas cosas), o darle la medicina que me daba a mí, mi madre, que esa no falla, que un calvotazo a tiempo, quita mucha tontería. 

En ese momento, tu cara es un poema, por que tienes delante mucha gente, y no quieres ser tu la que pierda los papeles, así que respiras hondo y le dices: Cariño, no interrumpas y no hables de cosas que no sabes. Y encima te contestan: ¡Qué sabrás tú! Lo siguiente que se escucha es un “Plas” del calvotazo que le has metido, la mano fue más rápida que tu mente, sí, has perdido los papeles, pero parece que el aborrescente los ha encontrado, por que está mirando hacia el suelo, o se le ha perdido algo, o es que está intentando recomponer el cuello del collejón (es que Amparo Baró, fue una gran maestra). Desde entonces, no se por que extraña razón, cada vez que el aborrescente interrumpe una conversación para dar su magistral opinión, tiene los hombros pegados a las orejas, debe de ser, que así piensan mejor.

Seguramente, el paso de los años, hace que olvidemos tanta sabiduría...bueno, no todos lo hacen, pero esos, esos, son otra historia.


miércoles, 26 de agosto de 2015

¡YA VOY!






        ¿Os suena de algo, el “ya voy”?, por que yo no se a vosotros, pero a mi me saca de quicio. 

Creo que es una frase, que nos implantan en el subconsciente, y que al llegar la pubertad, se nos activa, como en la película “in time”, que llegada una edad el reloj se ponía en marcha (bueno, ese reloj era más maléfico), pero por comparar. Pues eso, llegada esa aborrescencia, ese “palabro bonito”, empieza a ser usado en todo: Cielo, ¿puedes traerme la camiseta que tengo en el cajón?, contestación: ya voy... Cariñooo, (ya con tono más cabreado y habiendo pasado media hora), ¿puedes traerme la puñetera camiseta?, ellos con el mismo tono, y en la misma postura que estaban: ya voyyyyy...(encima ya lo sueltan con rintintin), y de repente, como ya llevamos mili hecha, le decimos: Anda, ¡menudo cochazo hay aparcado en la puerta!, y antes de que acabes de decir “puerta”, ya lo tienes a tu lado, así que lo miras y le dices: ¡Anda, si te puedes mover y todo! ¿me has traído la camiseta?

Da igual la pregunta que hagas, como la hagas y en el tono que la hagas, la contestación es siempre la misma. ¿Pero que pasaría si se lo hacemos nosotros?, nos ponemos en situación.

Ese sábado por la noche que quieren salir con los amigos, y además ese sábado, te toca a ti estar de taxista, (que esa es otra, pero bueno, eso ya lo hablamos en otro momento) y él ya está arreglado como una hora antes, por que está deseando verse con sus amigos. 

        -Mamá, ¿te falta mucho? Tú, que aún estás en plan cómodo, viendo una peli tranquila en el sofá, le dices: ya voy. A la media hora, ya empieza a desesperarse, y te vuelve a preguntar, ya con tono más preocupado: Mamaaaaa, pero ¿te falta mucho?, y tú con tono tranquilo y pasota, le vuelves a contestar: ya vooooy. Él que piensa: ¡ya está! verás como deja de ver la película (y tú que ya te los estás esperando) y te suelta: ¡Madre mía, que cochazo hay en la puerta! y tú le sueltas: ufff, ¡por que no has visto el que hay aparcado en la calle de atrás desde esta mañana! y antes de que termines de decir la frase, ya escuchas la puerta, por que se ha ido corriendo a ver el coche de la calle de atrás. 

Y ahí viene el momento apoteósico, cuando estás esperándolo detrás de la puerta, muerta de la risa, y ves esa carita, y puedes leer perfectamente lo que está pensando, aunque hay algunas cosas que mejor no leerlas, y cuando entra cabizbajo en casa, y tú piensas que es por que se ha dado cuenta de que le has tomado el pelo, y va y te suelta: ya me lo podías haber dicho antes, se lo han llevado. En ese instante, te das cuenta, de que a pesar de creerse el Rey del Mundo, sigue siendo un niño inocente, que lucha por entenderse y coger su sitio en el mundo.

Eso si, siempre seguirá fastidiado, por que nunca vio ese “cochazo” que tú si que viste, por que ese secreto se irá contigo....bueno, ahora ya no.


martes, 25 de agosto de 2015

¡¡Hormonas en revolución!!










         Hay momentos muuuuuy complicados durante la aborrescencia. Esos momentos en los que se dan cuenta de que ya no son niños, y todo les viene grande. Aún recuerdo la frustración que yo sentía, de ver que quería comerme el mundo, pero no estaba preparada para hacerlo…y creo que aún hoy en día, no lo estoy. Pero bueno, aquí se trata de hablar de ellos, de sus miedos, sus alegrías, sus descubrimientos, SUS HORMONAS…¡madre mía como andan estas últimas!

Se convierten de repente, en un mar de hormonas rugientes, ¡y a ver quién es el guapo que le pone puertas al campo! Ahí sólo puedes empezar a confiar en haberle dado una buena educación, en todos los campos.

Les da vergüenza hablar contigo de sexo, y también hay muchos padres que se cortan a la hora de hacerlo, aunque creo que es un error, ya que si se guían por parte de los amigos (que saben lo mismo que ellos...bueno, excepto el que ya se ha comido 20, pero que se le ha olvidado contarles, que fue en el parchís), pueden liarla, ya que andan todos igual de perdidos.

Tienes esas subidas de hormonas, en las que un día tienen cara de niño, y al siguiente, ves que le ha crecido una nariz enorme, que te preguntas: ¿cuando adopté yo a Pinocho? sus facciones empiezan a cambiar, pero cada una va a lo suyo. Que digo yo, que se podían poner de acuerdo, pero claro, entonces no sería tan divertido, ver esas caras intentando ubicarse cada cosa en su sitio, y algunas de dimensiones desproporcionadas, que piensas: como esto no se le arregle...

¿Y que me decís de esos llantos sin saber a cuento de que? y lo siento, pero eso pasa igual en chicos, que en chicas, no es exclusivo nuestro, lo que pasa es que ellos no lo cuentan...¿como van a perder ellos su hombría hablando de eso? ya se sabe, los chicos no lloran...

¿Y esa sonrisa que se pone la primera vez que se enamoran? es que no falla: mirada perdida, sonrisa de medio lado, y de vez en cuando se les escapa un “jeje” a la misma vez que mueven los hombros, (lo que llamamos sonrisa tonta) y que nosotros captamos al vuelo. Y da igual que les estés hablando, cantando o estés tocando los platillos, a la misma vez que montas en patinete vestida de tirolesa, para ellos pasa desapercibido...y ahí, ahí te das cuenta, de que tu hijo ya ha pasado a otra época, ni mejor, ni peor que la anterior, diferente, y que tienes que hacerle saber, que aunque ahora sus amigos, pasan a formar más parte de su vida, que su familia, tú vas a estar ahí siempre.

Porque aquí empieza nuestra lucha, la de verdad. Hasta ahora con achucharlos y cuidarlos, ellos estaban bien. Pero en este momento que están viviendo, es cuando la paciencia tiene que venir a nosotros, por que ellos se descolocan, y si nosotros no les ayudamos a colocarse (para algo somos la generación del Tetrix), se perderán y entonces, todo lo anterior no habrá servido para nada. 

Ahora toca, reir con ellos y sus cosas de aborrescentes, darles un sartenazo cuando corresponda, o poner el hombro para que lloren y te moqueen la ropa, por que ha ocurrido una hecatombe mundial (la chica/el chico de sus sueños les ha dicho que no le gusta y se va a terminar el mundo en breve), y ya nadie más será tan importante como esa persona que hoy les ha dado calabazas. 

Tienen que aprender de sus errores, tropezar, caer, volverse a levantar, una y mil veces. Les queda mucho camino por recorrer, así que, voy a comprarle unas zapatillas nuevas, para que sepa, que yo estoy ahí, le doy el instrumento para andar, pero el camino, tiene que hacerlo él.


Las llaves de coche guardadas, que como entienden lo que quieren, pensará que en coche llega antes.

viernes, 21 de agosto de 2015

Solteros y sin compromiso.

     
















           Desde que son pequeños, van dando pistas de como va a ser su aborrescencia, aunque la verdad, es que siempre que llegan a dicha edad, superan nuestras expectativas, por muy preparados que pensábamos nosotros que estábamos...para esto, nunca lo estás.

Nos ponemos en situación: cola interminable en un supermercado cualquiera. Tu hijo, de cinco años que le gusta hablar con todo el mundo, y que además, la vergüenza para él, es simplemente una palabra que dicen los demás, por que él no tiene conocimiento de que susodicha cosa exista, se pone a hablar con el hombre que tiene delante (a ver, que era muy guapo, todo sea dicho de paso). Bueno, hasta ahí todo normal, tú le dices que le deje en paz, el hombre te dice que no te preocupes, que no pasa nada...bueno, todo sigue su curso normal. Hasta que el puñetero niño le suelta: ¿eres soltero? En ese momento se hace el silencio en la cola, la cajera mira al niño a punto de estallar de la risa, el hombre con cara de asombro, y tu haciendo sitio en el carro para poder meterte en él, y si es posible desaparecer entre los productos.

Muy amablemente, el hombre le contesta: sí, soy soltero. Y aquí viene ya el momento máximo, en el que ya te quieres morir, que la tierra te trague o que en ese momento, salga un águila gigante de las del Señor de los Anillos, y te lleve lejos del peligro...la contestación de mi hijo es: ¡Qué bien! ¡mi madre y yo, también somos solteros! Ahí es cuando la cajera estalla en carcajadas, el hombre sigue mirando al niño sin saber realmente que hacer o decir, la gente de la cola comentando la jugada, pero tu ya estás en Narnia, por que el carro tenía una puerta astral oculta que te ha llevado allí...o eso es lo que quisieras.

Ahora bien, ha llegado el momento, en el que mi hijo ya empieza a salir con chicas y esas cosillas normales de su edad. ¿Os imagináis que haga lo mismo? Me voy al lugar donde el suele reunirse con sus amigos, y a la que a mi me guste para él, voy y le digo: ¿estás disponible? ¡es que mi hijo y yo, si lo estamos! Ya me estoy imaginando la cara de ella, diciendo: la loca de los gatos existe y quiere ser mi suegra. Y a mi hijo pensando: voy a buscar el carro de la compra que lleva a Narnia, y ya si eso, vuelvo en otro momento.

No debemos olvidar, que fuimos aborrescentes, y siempre algo queda...así que aborrescentes de la actualidad, no nos subestiméis, que somos como vosotros, pero con mucha más experiencia, y eso, nos convierte en profesionales a la hora de la revancha...son muchas las que os debemos.

Volveré.....




jueves, 20 de agosto de 2015

Ardilla







Llega tu cumpleaños, y como sabes que mejor que tú, no te regala nadie, pues vas y te haces un regalo, unas gafas de sol, que ya te iban haciendo falta....y al tercer día, ¡no las encuentras por ningún lado! En ese momento piensas: tengo la cabeza perdida, a saber donde las he dejado.

Tienes que salir a trabajar fuera, y paseando de camino al lugar, de repente ves una camiseta que hacía siglos que buscabas, y a ver, no te hace falta para vivir, pero te la compras, por que si no lo haces, seguramente, tardarás milenios en volverla a ver. Llegas con tu súper camiseta a casa, y al tercer día, vas al cajón y ¡SORPRESA!, ¡qué tampoco está!...y vuelves a pensar: madre mía, ¿donde puñetas la habré metido?, y te vas pensativa al sofá, ya preocupada por tu estado mental, o si es que a los artículos que compras últimamente, les ha dado por resucitar y pirarse de tu casa (que ya no descarto nada).

Una de tus amigas, que te nota preocupada por el asunto, y te ve desanimada, por otros motivos, para alegrarte un poco, te invita a tomar un café, y de repente te regala un bolso deportivo, para cuando vayas a hacer deporte (ya mañana, si eso) y se lo agradeces, y te encanta. Llegas a casa toda contenta, lo guardas para estrenarlo en unos días....y cuando llegas a por ella....¿qué?, ya os lo imagináis, ¿verdad? Justo, ya no está....y ahí, empiezas a mosquearte, y se te enciende una bombillita en tu cabeza que te dice: ¿no será....? pues vamos a averiguarlo.

Al día siguiente, sales toda decidida, y vas y te compras unas bragas, si, así tal cual, pero además de esas de cuello alto, que molan mucho. Pues oye, no te lo querrás creer, pero ¡NO DESAPARECEN! Como si las quieres tener allí años, lustros, décadas, ¡que no se mueven del sitio! Y entonces ya está claro....¡el aborrescente se está haciendo un ajuar a tu costa!

Vas a su habitación, empiezas a abrir cajones, y donde menos te los esperas, como ardillas que guardan la comida para el invierno, ¡están todas tus cosas!, pero no sólo las que habías echado de menos, ¡noooooo! también está el hinchador de colchonetas, ¿para qué? ¡pues yo que se, pero ahí está!, el camping gas (sin el gas, claro), que oye, lo mismo es que el chiquillo se quería ir de camping y ¡lo estaba preparando a plazos!. Y como te descuides, hasta te encuentras la dentadura del abuelo, que oye, si el niño te ha salido previsor, ¡¡¡pues ya está guardando para cuando toque!!! 

     En fin...no hay día que no te sorprendas con estos aborrescentes, y lo mejor, es que no sabes cuando va a terminar esta etapa. Así que respiramos hondo, y mañana, preparados para lo que sea, que quizá hagan que el día de hoy, sea un paseo por las nubes. Ahí lo dejo...bueno, ahí lo dejo, mientras voy buscando las llaves del coche, que hace tres días que nos las veo...que lo mismo han resucitado.


     Ana Marlo.

miércoles, 19 de agosto de 2015

¡¡Comienza la aventura!!

  



¡¡COMIENZA LA AVENTURA!!

     Y de repente te levantas un día, y te das cuenta, de que tu niño o niña, ya no es tan pequeño….ha mutado. Y ha mutado, en un ser que apenas conoces: tiene granitos, habla como un polluelo que se ha tragado un pito o un megáfono (depende del momento) y que además, de la noche a la mañana, ¡sabe más que el mismísimo Einstein!, así que ¿quién eres tú, para llevarle la contraria, a la mente más privilegiada del mundo mundial?…pues eres su madre, y al igual que la madre de Einstein, seguro que más de una vez se quedó con ganas de darle un sartenazo. Porque no nos engañemos, por esto pasamos todas las madres y padres, unos antes que otros, pero todos pasamos por nuestro calvario aborrescente particular. 

     ¿Por qué lo llamaremos aborrescencia?, pues por que la adolescencia, es un término muy ligero para lo que se nos viene encima a partir de ese día: sacadas de pecho (para demostrar que son los dominantes), miradas por encima del hombro (para que quede claro que ya son más altos que tú), y teorías absurdas sobre todo (para demostrar que somos los archienemigos, además de tontos e ignorantes de la vida…¡que sabremos nosotros!). 

     Lo que no saben, o no se acuerdan, es que los adultos, poseemos un don que ellos adquirirán con la edad, al igual que lo hemos hecho nosotros….las zapatillas teledirigidas, que realmente es algo psicológico, nunca llegas a quitártela, pero como la leyenda urbana de que nunca fallamos, está ahí, nos echamos unas risas de verlos correr solo con agarrar el zapato. En ese momento, toda la sabiduría que los envolvía, y el pecho de macho alfa, queda convertida en una carrera a tropel que no les lleva a ningún sitio, pero que hacen que recuerdes tu aborrescencia por un momento…aunque, que puñetas, ¡nosotros no éramos así!…¿o sí?
Lo iremos averiguando.



Ana Marlo