martes, 25 de agosto de 2015

¡¡Hormonas en revolución!!










         Hay momentos muuuuuy complicados durante la aborrescencia. Esos momentos en los que se dan cuenta de que ya no son niños, y todo les viene grande. Aún recuerdo la frustración que yo sentía, de ver que quería comerme el mundo, pero no estaba preparada para hacerlo…y creo que aún hoy en día, no lo estoy. Pero bueno, aquí se trata de hablar de ellos, de sus miedos, sus alegrías, sus descubrimientos, SUS HORMONAS…¡madre mía como andan estas últimas!

Se convierten de repente, en un mar de hormonas rugientes, ¡y a ver quién es el guapo que le pone puertas al campo! Ahí sólo puedes empezar a confiar en haberle dado una buena educación, en todos los campos.

Les da vergüenza hablar contigo de sexo, y también hay muchos padres que se cortan a la hora de hacerlo, aunque creo que es un error, ya que si se guían por parte de los amigos (que saben lo mismo que ellos...bueno, excepto el que ya se ha comido 20, pero que se le ha olvidado contarles, que fue en el parchís), pueden liarla, ya que andan todos igual de perdidos.

Tienes esas subidas de hormonas, en las que un día tienen cara de niño, y al siguiente, ves que le ha crecido una nariz enorme, que te preguntas: ¿cuando adopté yo a Pinocho? sus facciones empiezan a cambiar, pero cada una va a lo suyo. Que digo yo, que se podían poner de acuerdo, pero claro, entonces no sería tan divertido, ver esas caras intentando ubicarse cada cosa en su sitio, y algunas de dimensiones desproporcionadas, que piensas: como esto no se le arregle...

¿Y que me decís de esos llantos sin saber a cuento de que? y lo siento, pero eso pasa igual en chicos, que en chicas, no es exclusivo nuestro, lo que pasa es que ellos no lo cuentan...¿como van a perder ellos su hombría hablando de eso? ya se sabe, los chicos no lloran...

¿Y esa sonrisa que se pone la primera vez que se enamoran? es que no falla: mirada perdida, sonrisa de medio lado, y de vez en cuando se les escapa un “jeje” a la misma vez que mueven los hombros, (lo que llamamos sonrisa tonta) y que nosotros captamos al vuelo. Y da igual que les estés hablando, cantando o estés tocando los platillos, a la misma vez que montas en patinete vestida de tirolesa, para ellos pasa desapercibido...y ahí, ahí te das cuenta, de que tu hijo ya ha pasado a otra época, ni mejor, ni peor que la anterior, diferente, y que tienes que hacerle saber, que aunque ahora sus amigos, pasan a formar más parte de su vida, que su familia, tú vas a estar ahí siempre.

Porque aquí empieza nuestra lucha, la de verdad. Hasta ahora con achucharlos y cuidarlos, ellos estaban bien. Pero en este momento que están viviendo, es cuando la paciencia tiene que venir a nosotros, por que ellos se descolocan, y si nosotros no les ayudamos a colocarse (para algo somos la generación del Tetrix), se perderán y entonces, todo lo anterior no habrá servido para nada. 

Ahora toca, reir con ellos y sus cosas de aborrescentes, darles un sartenazo cuando corresponda, o poner el hombro para que lloren y te moqueen la ropa, por que ha ocurrido una hecatombe mundial (la chica/el chico de sus sueños les ha dicho que no le gusta y se va a terminar el mundo en breve), y ya nadie más será tan importante como esa persona que hoy les ha dado calabazas. 

Tienen que aprender de sus errores, tropezar, caer, volverse a levantar, una y mil veces. Les queda mucho camino por recorrer, así que, voy a comprarle unas zapatillas nuevas, para que sepa, que yo estoy ahí, le doy el instrumento para andar, pero el camino, tiene que hacerlo él.


Las llaves de coche guardadas, que como entienden lo que quieren, pensará que en coche llega antes.

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